El título rimbombante de esta entrega tiene su razón
en el hecho de que en la conceptualización de muchas personas, incluyendo
personas trabajadoras y de sano vivir, se ha orquestado una construcción de
conocimiento, que refiere que si se vive en la miseria, cualquier “aporte” de
la índole que sea y con las consecuencias que sean, debe ser bien recibido.
Este paradigma miserable, en República Dominicana, es
manejado por los apologistas de la politiquería y del “buscavidismo”. Llegando
al extremo de establecer como “verdad subjetiva”, que hay que buscársela puesel mal comío no piensa.Al parecer
queriendo decir, que lo que se tiene que hacer es “jartarse siempre y a
como dé lugar”
Lo bueno de todo este aberrante criterio es que los
mejores y más grandes científicos y pensadores que conoce la humanidad hasta
nuestros días, no tuvieronla desgracia
de tener a sus lados a estos miserables apologistas, pues de seguro que les
habrían desgraciados la vida para siempre.
A los
Bernoulli (que vivieron en la miseria casi toda su vida) se les conoce como la
familia de genios que más aportes ha hecho al conocimiento de la humanidad. Por
su parte, Isaac Newton, Carl
Gauss, Pitágoras, Benjamín Franklin, Albert Einstein, Nikola Tesla, Leonardo
DaVinci, Thomas Edison y muchos otros tienen en común que fueron vegetarianos y
sus comidas eran bastantes discretas, basadas en cereales,
frutas,
verduras
yfrutos
secos.Es decir, no pensaban con el estómago como
nuestros amigos dominicanos.
Por todo lo antes señalado, me pregunto ¿De dónde
sacaron losque tienen el estómago convertido en cerebro, su miserable
afirmación?,¿Estudiaron la historia de la humanidad y a los científicos del
mundo?, o ¿Tienen el cerebro carcomido por los gérmenes putrefactos de la
ignorancia y la Era de Trujillo?
Me tomo el atrevimiento de contestar las preguntas
planteadas, dejando el espacio abierto a cuántas respuestas puedan dar los
lectores o a los que les quepa el traje que acabo de diseñar.
Trujillo, en nuestro país, se encargó de crear un
ejército de lambones y de miserables que lo único que hacía era darle loas al
jefe y convertirlo en el “Padre de la Patria Nueva”. Mientras Trujillo
asesinaba, torturaba, despojaba y desterraba a todo aquel que se oponía ose
creía que no estaba de acuerdos con sus desmanes y su
despotismo.
Como contrapartida a estos crímenes, se le hacía creer
al pueblo sencillo y trabajador que Trujillo era el “Benefactor de la Patria” y
que en él estaban cifradas las esperanzas de una mejor vida. Cada vez que el
tirano llegaba a los pueblos del interior, en los balcones de las fortalezas o
del local del Partido Dominicano, Trujillo tiraba al aire muchas papeletas de
un peso y algunas de cinco y de diez pesos y la muchedumbre se abalanzaba sobre
el dinero y al final se escuchaba ¡VIVA
TRUJILLO!
De esta manera, se mantenía al pueblo en la más
abyecta ignorancia y miseria y se le hacía creer además, que si pensaba en
contra del Jefe eso era malo y entonces se colocaba en una situación muy
desventajosa. Así se creó un régimen de terror, de muerte y desapariciones
misteriosas.
Hoy, salvando la distancia, los que tienen el cerebro
en el estómago se están encargando de reeditar esa era de horror y de oprobio,
con la diferencia de que hoy la conducción del pueblo es hacia “oye loco búscate lo tuyo que hay muchos que
están dando cuartos y a esos hay que rendirles honor y pleitesía”. Según
los apologistas del buscavidismo, lo mejor es prostituirse, pues el que da
quiere que le den a cambio otro bien que no tiene. Ahora como antes la
degradación moral tiene sus cantores y poetas. ¿Ustedes han visto al diablo?
Aquí en Barahona estamos viendo a muchos ¿ciudadanos?
montados en el tren del dinero fácil y del soborno. Estos señores no paran
mientes en defender a los que los han comprado por un plato de lentejas e
incluso en asumir en contra de la población todas las iniquidades con tal de
estar del lado de su amo y señor.
¿Hipócritas?, ¿Perversos?, ¿Prostituidos? ¡Líbrame San
Claralampio de tener estos pensamientos!
Lo que más se aproxima a mi mente es que se quiere un
pueblo con baja autoestima bajo el terror de la miseria, cuando en realidad
esos apologistas y sus amos nunca querrán que eso termine, pues mientras haya
miseria estos señores tienen su mejor caldo de cultivo para crecer,
desarrollarse y seguir viviendo sobre las costillas del pueblo trabajador.Rafael Matos Féliz